Clémence Faivre junto a su fiel caballo Gotan, Fantasía se vuelve una obra poética.
Montado o no, pero en total libertad, Gotan baila con fuego. Desafiando las llamas, el apuesto castaño con su melena suelta, se encabrita y realiza quiebros.
Luego atrae las llamas con piaffe o paso español. Se burla de ellas cambiando constantemente de pierna al galope. Las cepilla y acaricia, guiado sutil y suavemente por los encantos de Clémence.
Las llamas, la danza y el caballo se fusionan para crear un punto culminante conmovedor para el espectador.